martes, 3 de marzo de 2015

La memoria


Louis-Charles-Alfred de Musset (París, 1810 - París 1857), escritor y dramaturgo francés, dijo que “lo importante no es llegar a la cima, sino saber mantenerse en ella”. Si echamos un vistazo a nuestro alrededor no hay duda de que esa frase es llevada a rajatabla en casi cualquier ámbito, no solamente en el deportivo, sobre el cual voy a escribir.

Estos últimos días la afición del Real Madrid ha pitado al señor Carlo Ancelotti, señor por cierto que les llevó a conquistar la ansiada décima Copa de Europa. La razón: ahora que no salen las cosas parece que algunos echan de menos la “mano dura” de la época del señor José Mourinho, en la que esas escapadas nocturnas de algunos jugadores que hemos visto estos días hubieran sido impensables. Este asunto ha hecho quedar como un pasota al italiano que incluso ha tenido que pedir perdón. De risa. Algunos ya lo quieren fuera del Bernabéu. Lo mismo pasa con Iker Casillas, tuvo una mala racha y un sector dejó de confiar en él. El Santo crucificado. Será que desde fuera lo veo distinto, pero Casillas me sigue pareciendo uno de los mejores porteros en la actualidad. Qué decir del señor Ancelotti, con el palmarés que tiene es de locos querer echarlo por un par de episodios extradeportivos. Otros dicen que tarda mucho en hacer los cambios, supongo que eso es cosa de italianos, ya sabéis. Ya quisiéramos todos tener al entrenador perfecto, pero hay un problema. No existe. Los pros que tenga uno serán los contras que tenga otro y viceversa. Eso sí, todos quieren ganar. Espero incluirme pronto en ese “quieren”.



Por muchos trofeos en la vitrina que uno tenga, el/la aficionado/a español/a, no así el/la inglés/sa, solo vive el presente y olvida rápido. No vi ningún aficionado Red que insultara a Steven Gerrard cuando se resbaló ante Demba Ba con el título de liga en juego. Tampoco vi que ningún aficionado Blue insultara a Frank Lampard, que con el Machester City marcó el gol del empate ante el equipo de su vida. Allí existe una cosa llamada respeto. Allí existe una cosa llamada memoria. Nos leemos.

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