Louis-Charles-Alfred
de Musset (París, 1810 - París 1857), escritor y dramaturgo
francés, dijo que “lo importante no es llegar a la cima, sino
saber mantenerse en ella”. Si echamos un vistazo a nuestro
alrededor no hay duda de que esa frase es llevada a rajatabla en casi
cualquier ámbito, no solamente en el deportivo, sobre el cual voy a
escribir.
Estos
últimos días la afición del Real Madrid ha pitado al señor Carlo
Ancelotti, señor por cierto que les llevó a conquistar la ansiada
décima Copa de Europa. La razón: ahora que no salen las cosas
parece que algunos echan de menos la “mano dura” de la época del
señor José Mourinho, en la que esas escapadas nocturnas de algunos
jugadores que hemos visto estos días hubieran sido impensables. Este
asunto ha hecho quedar como un pasota al italiano que incluso ha
tenido que pedir perdón. De risa. Algunos ya lo quieren fuera del
Bernabéu. Lo mismo pasa con Iker Casillas, tuvo una mala racha y un
sector dejó de confiar en él. El Santo crucificado. Será que desde
fuera lo veo distinto, pero Casillas me sigue pareciendo uno de los
mejores porteros en la actualidad. Qué decir del señor Ancelotti,
con el palmarés que tiene es de locos querer echarlo por un par de
episodios extradeportivos. Otros dicen que tarda mucho en hacer los
cambios, supongo que eso es cosa de italianos, ya sabéis. Ya
quisiéramos todos tener al entrenador perfecto, pero hay un
problema. No existe. Los pros que tenga uno serán los contras que
tenga otro y viceversa. Eso sí, todos quieren ganar. Espero
incluirme pronto en ese “quieren”.
Por
muchos trofeos en la vitrina que uno tenga, el/la aficionado/a
español/a, no así el/la inglés/sa, solo vive el presente y olvida
rápido. No vi ningún aficionado Red que insultara a Steven Gerrard
cuando se resbaló ante Demba Ba con el título de liga en juego.
Tampoco vi que ningún aficionado Blue insultara a Frank Lampard, que
con el Machester City marcó el gol del empate ante el equipo de su
vida. Allí existe una cosa llamada respeto. Allí existe una cosa
llamada memoria. Nos leemos.